Para nadie es un secreto que las redes sociales hoy en día son la herramienta de difusión más importante y relevante en cuanto a gastronomía se refiere, en nuestros tiempos lo que no está en redes sociales difícilmente se tiene en cuenta. Existen miles de cuentas con millones de seguidores que pueden impulsar o destruir un concepto con un solo post o un clic.
Nuestros clientes gastronómicos ya no solo deben tener una experiencia “gastronómica” en sabores, sino también una social o, mejor dicho, ahora la experiencia gastronómica comienza antes de sentarse a la mesa, pues previo a conocer un platillo este entra por los ojos y los comentarios de las redes sociales, es casi seguro que antes de probar el comensal se informe o revise las redes sociales del lugar, su comida o el chef.
Los comensales de hoy están súper informados, de la imagen que refleje nuestro producto en redes dependerá gran parte del éxito del mismo.
Esos clientes son hoy en día el altavoz de nuestros platos y quienes calificarán los mismos, para ser un referente hacia el mundo entero de nuestros sabores y su experiencia. Muchas veces no con el paladar o conocimiento gastronómico que quisiéramos para calificarnos, pero incluso de ese desconocimiento genera una especie de autenticidad que da una gran credibilidad al tener comentarios positivos y algunos no tan positivos o acertados.
Sin embargo, las redes también nos permiten acercarnos tanto a nuestra audiencia hasta el punto en que pueden convertirse en una gran aliado si lo usamos como debe ser, buscando cercanía con la comunidad, ya que pueden ayudar a la hora de tomar decisiones con los menús o presentaciones de los platos, podemos hacer encuestas de primera mano, mostrarle a los comensales como seleccionamos los insumos, como hacemos un platillo y así destacar la calidad, trabajo y gran esfuerzo que ponemos en cada preparación, mientras los conocemos y entendemos mejor sus gustos y lo que realmente quieren probar en un plato, trabajo que previamente era muy difícil de mostrar y de entender, pero que le imprime un sello de originalidad y autenticidad pues genera una relación estrecha entre quien diseña el plato, quien lo cocina y quien lo consume, incluso puede generar un valor intangible al menú.
Lo más importante es entender que el comensal de hoy se interesa por conocer como están preparados sus alimentos, los procesos, los insumos, las buenas practicas usadas e incluso la responsabilidad social, ambiental y sostenible que el restaurante o el platillo tienen. Es clave diseñar las nuevas experiencias gastronómicas teniendo en cuenta las redes sociales, la tecnología y los consumidores, es una herramienta que ya no podemos darnos el lujo de ignorar.